Quiero creer y creo

Creo en la gente que habla aún a riesgo de no ser escuchada, en la que escucha en silencio para no llamar la atención, en esas personas que se levantan cada día con ilusión y ganas de comerse el mundo, dando un paso más en su pequeño pero gran sueño. También creo en ese tipo de personas que te encuentras por la calle y te preguntas ¿por qué todo le sale tan bien? Lo que jamás te imaginarías es todo aquello que han luchado por conseguir llegar donde están e incluso todo lo que esconde esa gran sonrisa que te alegra las mañanas con un “¡Buenos días!”

Todavía creo en la gente capaz de ir a por todas, pase lo que pase y cueste lo que cueste, que lucha por un mundo mejor, aquella gente que no ha perdido la ilusión, gente que sigue siendo optimista en los tiempos que corren, que ve en un error una bonita enseñanza, que se cae siete veces y se levanta ocho diciendo: volveré a intentarlo.  Personas que se esfuerzan, se esfuerzan de verdad por ser esa persona que siempre han querido ser, que viven tratando de olvidar las manecillas del reloj que nos intenta manejar y controlar a su antojo, la gente que prefiere perderse por el monte que pasarse los domingos de resaca, la que te aconseja cuando está peor que tú, la que te empuja a ser la mejor versión de ti y te recuerda lo que vales y mereces cuando crees haberlo olvidado.

Fotografía: GEMA ESPINOSA-Fotógrafa Lifestyle

Creo en esas personas que se miran al espejo, se gustan y se quieren por encima de sus complejos porque saben que en cada una de esas comúnmente llamadas “imperfecciones” se esconde una parte de su ser que le diferencia del resto, la gente que disfruta con las películas buscando un cálido abrazo para ver una de terror y una buena compañía para reír a carcajadas con una bonita comedia. Y, hablando de reír, adoro la gente que ríe, que ríe por encima de sus posibilidades, porque cree que reír no es un lujo sino una necesidad.

Admiro a aquellas personas a las que no les queda tiempo para quejarse, ni siquiera de juzgar al otro con esos malditos prejuicios, las personas que se ponen en tu lugar, las que se preocupan por los demás, las que saben escuchar y escuchan con interés y entusiasmo tratando de por conocer tu opinión, sea igual, diferente  u opuesta a la suya, porque ¿para eso estamos no? para escuchar, aprender y crecer y no para juzgar. En las personas que leen, las que descubren el mundo a través del sus propias palabras o las que lo hacen mientras las ven escritas por otras personas en grandes novelas o pequeñas reflexiones, ¿qué más da?

Fotografía GEMA ESPINOSA-Fotógrafa Lifestyle

Creo firmemente en la gente que ríe, llora y se emociona, las personas que sienten con sentimientos verdaderos sin miedo a exteriorizarlos, las que creen que el regalo en sí no vale nada si no va acompañado de alguien especial. A propósito de los regalos, creo en las sorpresas, en las despedidas y en los reencuentros inesperados como creo en los atardeceres y amaneceres solos o acompañados con la mejor de las compañías. No dejo de creer en la inmensa gama de colores que hay entre el blanco y el negro, en la purpurina, en los niños deseosos de conocer, aprender y ensuciarse por jugar en el barro.

Fotografía: GEMA ESPINOSA-Fotógrafa Lifestyle

Y nunca dejaré de creer en los ojos que brillan y las  sonrisas que transmiten, en la magia del aquí y del ahora, en aquellas personas que viven el presente así sin más, en la gente dispuesta a equivocarse por y para aprender. Ante todo y sobre todo creo en la gente que lucha, aún sin saber nadar, por llegar al otro lado de la orilla.

Porque quiero creer y creo en la gente, todavía creo en las personas y tengo fe en la humanidad, porque quizás solo sea eso, una soñadora más pero prefiero pecar de soñadora que morir de aburrimiento.